La inestabilidad del pacto de gobierno del Partido Popular con el partido localista de Nuevos Aires es sin duda lo más significativo de lo que llevamos de legislatura. Las noticias sobre la posibilidad de que este partido rompa con el PP han saltado a la prensa en las últimas horas. Este anuncio de una posible moción de censura contra el PP y para ello pactar con el PSOE ha sido para algunas personas una jugada de anticipación.
Parece ser que en los mentideros políticos se comentaba que las últimas declaraciones del primer teniente de alcalde en relación con la sentencia que en primera instancia ha ganado al Ayuntamiento no sentaron nada bien a los populares tarifeños. Las declaraciones del portavoz de Nuevos Aires sobre la necesidad de depurar responsabilidades en el personal municipal, acusándolos de no sé sabe qué historia (pues en la sentencia judicial nada se dice de eso), ha sido un elemento de tensión en los últimos días entre los socios del pacto de gobierno.
La desconfianza es desde hace tiempo evidente y se visualizó cuando, por motivos de viaje personal, el alcalde fue sustituido por un concejal y no por el primer teniente de alcalde y portavoz de Nuevos Aires.
Sea como fuere, al líder de Nuevos Aires le ha durado muy poco el órdago porque el partido Socialista (en boca de su portavoz actual y anterior alcalde) ha salido a asegurar que el PSOE no participará en esta legislatura en ninguna moción de censura con Nuevos Aires. Aunque quizás sería interesante que el PSOE diga que un pacto con Nuevos Aires es imposible porque, tal y como el PSOE ha dicho en pleno en reiteradas ocasiones, los llamados independientes parecen defender un modelo de desarrollo de ciudad en el que priman los intereses de unos pocos sobre el interés general.
No sé quién lo debería de proponer, pero quizás el resto de grupos del pleno municipal debería establecer una tabla de acuerdos mínimos para el tiempo que queda para finalizar este mandato municipal. Se me ocurre que entre ellos deberían priorizarse los proyectos de viviendas accesibles para los y las tarifeñas (proyectos de antes y de ahora), seguir con el control de gasto y saneamiento de las cuentas municipales, defender los servicios públicos como sanidad y educación, desarrollar las agendas y documentos que permitan una Tarifa acorde al siglo XXI, impulsar un nuevo plan de urbanismo con la participación de la sociedad civil, abordar problemas endémicos como el ciclo del agua, …
Esta inestabilidad no es buena y la justificación del portavoz de Nuevos Aires para generarla (con sólo dos concejales) parece que va más allá de una crítica política a una situación. En esta ocasión, acusa literalmente al funcionariado de “cáncer”, lo que a todas luces es un ataque frontal a esas mismas personas que hace unas semanas prepararon los proyectos para poder pedir subvenciones y que desde el gobierno de coalición se vendió como un éxito. Por otra parte, decir que la solución es contratar a técnicos alegando la incapacidad del funcionariado municipal resulta, cuando menos, paradójico, ya que, como bien se sabe, un contratado siempre va a tener un criterio menos independiente que un funcionario público.
Por cierto, la función pública, esa que Trump y Elon Musk están intentando derribar en los Estados Unidos, es sin duda un garante de seguridad jurídica. Independientemente de quién gobierne, los funcionarios establecerán si lo que se propone está acorde con el marco legal y con los intereses generales de la población o, por el contrario, no cumplen estos criterios. Si esto es lo que realmente puede llegar a molestar, entonces mal lo tiene Tarifa. Por ello, se requiere responsabilidad frente a inestabilidad.
Tras sentirse desenmascarado en su objetivo de valerse de la tradicional arenga contra la ineficacia municipal y su bandera de la transparencia, ahora solo pretenden la pura y dura supervivencia política acusando a sus socios de lo que ellos mismos no son capaces de hacer para construir un relato que le dé vida para acabar la legislatura en clave de cabrero continuo y optar a presentar un nuevo proyecto para la siguiente, donde puedan liderar el clan de los cabreados que hasta la presente se agrupaban en la abstención o los extremismos porque saben que el mundo empresarial que los aupó al consistorio ya tienen claro que su defensa de la empresa se reduce solo a las promotoras que les convenga a ellos y no al resto de las empresas tarifeñas que ya les han visto el plumero.