Desde la atalaya: Solamente un sofisma

En la vida política local, un partido ha interrumpido con ansias locas de precipitar en cascada una serie de proyectos urbanísticos, como si eso fuese a dar a Tarifa y a su gente mayor prosperidad y mejor calidad de vida.

Este sofisma (razón o argumento falso con apariencia de verdad) tiene las patas muy cortas, pues desde finales de la década de los 80 en el término municipal de Tarifa ha habido un desarrollo de grandes urbanizaciones que no ha supuesto para nada la mejora de la calidad de vida de los tarifeños y tarifeñas, que no ha supuesto para nada mayor facilidad de acceso a la vivienda de la gente de a pie, ni la mejora de los servicios educativos y sanitarios, ni la mejora de cuestiones básicas para que un pueblo crezca realmente en beneficio de la mayoría.

Muchas personas de Tarifa no son conscientes de que a unos 40 kilómetros de costa, hacia la zona llamada Atlanterra o Los Alemanes, hay chalés que pueden competir en lujo y ostentosidad con las mayores villas que suelen salir en los programas televisivos que intentan vendernos un mundo de yupi.

Muchas personas de Tarifa no son conscientes de que en esa misma zona se han levantado y se siguen levantando una tras otra urbanizaciones de viviendas para veranear que, por supuesto, en invierno quedan totalmente deshabitadas, pero que en verano convierten esa zona del litoral, junto con Zahara de los Atunes (perteneciente a Barbate), en una superpoblación durante tres meses que produce desequilibrios medioambientales.

Muchas personas de Tarifa puede que no sepan que en la mayoría de los negocios que se establecen en esa zona del término municipal, los trabajadores y trabajadoras son de zonas aledañas a estas construcciones y que, por lo tanto, la repercusión en la generación de trabajo para la población tarifeña es mínima.

Y es que la mayoría de estos apartamentos turísticos que se hicieron y se siguen haciendo no se venden a la gente de Tarifa, ni solucionan el problema de la vivienda en Tarifa, pues son, en la mayoría de los casos, segunda, tercera y hasta vete tú a saber qué número de vivienda para negociar.

Sin embargo, todo este crecimiento desproporcionado de esa parte del término municipal sólo genera problemas estructurales de saneamiento, abastecimiento de agua, vías de comunicación, servicios de limpieza, servicios de policía local… Al mismo tiempo, estos macroproyectos estrangulan muchas de las oficinas del Ayuntamiento con una sobrecarga de trabajo que realmente no repercute luego en el beneficio de los tarifeños y tarifeñas, sino más bien en las grandes promotoras que hacen su agosto con la venta de esas urbanizaciones año tras año.

Por eso, que vengan determinadas personas a querer salvar a Tarifa con base en proyectos urbanísticos y no en un modelo de desarrollo global, equilibrado, sostenible, diversificado donde se potencian alternativas a la economía del ladrillazo es, cuanto menos, un acto de infantilismo o de tomar a la gente por lela. Si bien las grandes intervenciones urbanísticas benefician en un momento dado al Ayuntamiento (por lo impuesto por licencias de obras), quienes realmente sacan la mayor tajada son las grandes constructoras que, devorando poco a poco el entorno natural, van saturando la costa de pisos fantasma que solamente se ocupan en determinados meses y que, por supuesto, no generan ningún beneficio para quienes en su término municipal soportan esa carga. Vender el ladrillazo y proyectos de ese tipo como el bienestar de Tarifa y su gente es solamente un sofisma.

 

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2 Comentarios
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Rosario
Rosario
Visitante
11 días

Bien analizadas las vistas desde su atalaya.
Gracias

Ana
Ana
Visitante
11 días

Totalmente de acuerdo, debemos invertir nuestros esfuerzos como sociedad en este trozo de mundo en el que vivimos y tenemos que gobernar, en mejorar la vida de sus moradores, no la de los oportunistas. Apartemos esas políticas interesadas de nuestro camino, nuestro entorno es ideal, hay que conservarlo como medio de vida y hay que aprender a vivir con menos.