La semana finaliza con una miscelánea de noticias que evidencia cómo Tarifa requiere de un proyecto de ciudad consensuado política y socialmente. Entre ellas, destaca el reconocimiento a la plataforma “Tarifa no se vende” como movimiento social que desea participar en el diseño de la Tarifa del futuro.
De otra parte, el gobierno local se traslada a FITUR con la intención, una vez más, de desestacionalizar la actividad turística en el municipio. Se nos antoja algo necesario y lógico, pues Tarifa aparece en estos días como un pueblo vacío y solitario. El artículo de opinión del editor y director de Tarifa al Día, Shus Terán, “Disfruten de la “Tarifa fuera de temporada, si pueden” describe la situación actual.
Durante meses, el casco histórico, donde una buena parte de las viviendas han sido destinadas a pisos turísticos, descansa de esta actividad. Como también suelen descansar la mayoría de los negocios (especialmente tiendas y bares), que permanecen cerrados largos periodos de tiempo, dando una sensación fantasmagórica de Tarifa. Al mismo tiempo, se anuncia a bombo y platillo nuevas intervenciones urbanísticas en el término municipal que son difíciles de justificar y que conllevarán problemas en el abastecimiento de agua, masificación de carreteras, etc.
Incluso cuando hablas con algunos comerciantes, se observa la incredulidad de que el modelo de pueblo al que han ido abocando a Tarifa pueda tener un cambio de guion y recupere un mínimo de vida propia que no dependa excesivamente de los visitantes, algo que pasaría por la diversificación económica.
Debemos convenir que esto no es nada fácil. Durante varios meses, el ritmo vital del pueblo baja a niveles peligrosos. Y lo que es peor, la propia ciudadanía de Tarifa ha asumido como suyo ese modelo o estilo de vida donde, durante cuatro o cinco meses, trabajan de sol a sol y luego hay otros cuatro o cinco meses que, o bien cobran el paro, o bien cobran la ayuda. Evidentemente, estas ayudas son posibles porque hay un modelo de protección social que también corre riesgo, ya que, de seguir ganando terreno las políticas neoliberales, todas estas personas podrían dejar de cobrar las ayudas. Que a nadie se le olvide que la derecha no dudaría en quitar esas prestaciones, como no ha dudado en votar para no subir las pensiones, quitar el bono de ayuda al transporte público, etc., perjudicando, desde el PP y sus socios de extrema derecha y separatistas, como siempre, a los más débiles.
Por ello, se nos antoja que una posible desestacionalización del turismo en el municipio, posiblemente, no sea una tarea sólo de los representantes políticos de turno. Ya ha habido iniciativas del gobierno del PSOE con IU creando el otoño cultural, que recibió grandes críticas de la derecha. Posteriormente, el PSOE amplió esta iniciativa a la primavera cultural. Y ello ha servido para que, al menos, durante los fines de semana haya alguna actividad que invite a la gente a salir de sus casas. Desde mi modesta opinión, es un acierto mantenerlas aunque hayan cambiado los gobiernos locales.
Llegados a este punto, ¿por qué el cambio de paradigma resulta difícil? Posiblemente, porque no se quiere decir qué turismo viene principalmente a nuestro pueblo. En un simple ejercicio podríamos descartar que la mayor parte del turismo que viene a Tarifa lo haga por su gastronomía, ya que en estas fechas podrían disfrutarla con mucha más tranquilidad y regusto. Tampoco parece ser que la mayor parte de la gente que nos visita lo haga empujada por conocer su patrimonio cultural, puesto que éste permanece abierto durante todo el año. Siendo como es su entorno natural, un privilegio con múltiples ofertas de deportes y actividades en la naturaleza, tampoco parece que éste sea un elemento esencial. Si bien todos estos elementos suman, da la impresión de que no se han dimensionado en su justa medida.
En esta situación, cabría plantearse: ¿Cuál es el verdadero motor del turismo en Tarifa? Parece que todo nos lleva a concretar que lo que mueve a más gente de visita en Tarifa es el del fin de semana veraniego para la marcha nocturna (aunque algunas personas quieran usar el eufemismo de ocio nocturno).
Y este punto es desde donde los responsables municipales deberían partir para discernir y afinar en su análisis y plantear alternativas reales que provoquen una desestacionalización con la diversificación de la oferta turística en Tarifa. Llegar a un acuerdo entre todas las opciones políticas y los representantes de los comerciantes, empresarios, sindicatos, colectivos sociales, etc., sería un buen punto de partida para establecer un modelo mucho más racional y, sobre todo, más sostenible.