La tienda del “Chiclanero”, más de medio siglo entre telas
Casi durante 60 años en la transitada calle de María Antonia Toledo se regentó de manera familiar el comercio 'Tejido Benítez' que fue durante décadas un referente en telas y prendas, detrás de su mostrador...Antonio Benítez Galvín, 'El Chiclanero', toda una vida atendiendo a su clientela, dedicándole tiempo y paciencia
Video realizado por Fran Terán.

Si echásemos la vista atrás veríamos con cierta nostalgia ese mostrador realizado por un antiguo artesano. Nos daríamos cuenta de ese suelo y escalones gastados por el paso del tiempo de tanto pisarlos y cientos de testigos serían clientes de tantos rollos y rollos de tela convirtiendo esta castiza tienda, en toda una paleta de colores que apenas dejaban ver las paredes.
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Situada en la mitad de recorrido de la calle María Antonia Toledo, tras un gran escaparate se divisaba el trajín de un comercio de tejidos, paños y ropa que comenzaría a funcionar en 1948 con el nombre de Tejidos Rodríguez. Pero querría el destino que Antonio Benítez Galvín, "El Chiclanero", se trasladase a Tarifa en el año 1949 con su mujer Carmela e hijas Adela y Maricarmen para hacerse cargo de esa señera tienda que es parte de nuestra tradición más moderna y formar parte de estos artículos de ‘tradición oral’.
Se trataba de un establecimiento centrado en el comercio de tejidos en general (hombre, mujer, niños, hogar, y telas para confección). La tienda de “El Chiclanero” contó en sus inicios con Curro Moya y Salvador Ojeda. Años después de ponerse al frente del negoció, éste pasó a llamarse como su apellido, "Tejidos Benítez" y ya en esa nueva se incorporaban a la familiar plantilla de la tienda Juan Panes y la hija de Antonio Benítez, Adela quien años más tarde junto a su marido Pepe Romero quedarían al frente del negocio hasta su cierre en el año 2006.
“El Chiclanero” era ante todo una tienda familiar y prueba de ello es que desde pequeños los hijos de Adela, y nietos de Antonio y de Carmela: Pepe, Carlos y Guillermo solían “echar un cable para ayudar a mantener el negocio familiar y por tanto que no se perdiera una ‘tienda del pueblo’ de toda la vida. Precisamente, su nieto Guillermo, ‘Wyli’, el más chico, cuenta el gran cariño que todos en su familia tenían al abuelo. Y como éste con su tesón y mucho trabajo fue el pilar sobre el que se apoyaron y se criaron sus hijas. Al final de la historia de la conocida tienda, y a pesar que sus nietos estudiaron y se sacaron sus carreras, siempre echaban una mano porque aquella tienda que ahora era de sus padres, había sido antes de su abuelo y en ella, entre su mostrador, en el escaparate, en el almacén, el patio o la propia calle; se habían criados todos. Incluso años después, las parejas de los nietos de Antonio, como Cristina Millón no dejaron de arrimar el hombro día tras día para el buen devenir y supervivencia de la tienda.
Por las mañanas la vida en la tienda arrancaba con las visitas incondicionales de María Pelayo, Juan Luis Muñoz, Ana la de “los coquis”, los demás vecinos y comerciantes de la calle María Antonia Toledo, Filito, con su cartita para las rifas.
El Chiclanero” trabajo duro y afrontó el negocio con su principal virtud, ser un buen hombre. Ayudó a mucha gente con dificultades económicas para que no tuvieran problemas en comprar poco a poco. Con el libro del fiao, aún a sabiendas del problema que suponía adelantar el poco dinero que se iba sacando de las ventas para comprar la mercancía y seguir manteniéndose en el mercado. A pesar de ello, no le importaba y salía adelante gracias también a su buen humor que, por supuesto heredó su hija Adela, al frente de ese mostrador de madera por el que tantos clientes pasaron en todos esos años.
Los escaparates de ‘Tejidos Benítez’ exhibían maniquíes vestidos con finas y coloridas telas. El clásico género fue vendido a muchas generaciones tarifeñas. Amplio tenderete de surtidos que buscaban en ‘El Chiclanero’ desde trajes de flamenca, para mayores y niños a camisas, pasando por batas de señora y ropa interior. En realidad, ‘El Chiclanero’, se convirtió en todo un referente del comercio textil tarifeño. Una tienda que siempre estaba llena, cuyo secreto por tantos años fue sin duda el buen trato y afecto que siempre mantuvieron todos los que tras el mostrador estuvieron un día con todos y cada uno de los clientes que asomaban por la puerta.
¡Qué buenos pero lejanos tiempos, y que satisfacción de mantener abierto el negocio más de medio siglo al servicio de los tarifeños! Más de 50 años se ha llevado la familia de ‘El Chiclanero’ entre telas, vestidos, sábanas y complementos, abriendo cada mañana su establecimiento.
Tejidos Benítez, ‘El Chiclanero’ echó el cierre en el año 2006, tras casi 6 décadas de historia familiar pero también, de historia de Tarifa.
No quiero terminar este artículo sin agradecer al nieto pequeño de ‘El Chiclanero’, Guillermo Romero Benítez (Willy) toda la información prestada y la cantidad de fotos cedidas. Que sirvan también estas líneas de pequeño homenaje de Guillermo a su abuelo y a toda su familia.