Cuando “la mística” se convirtió en “lacra”
Mientras numerosos municipios han visto en el turismo de autocaravanas y caravanas un yacimiento de beneficios económicos, el Consistorio -presionado por establecimiento hoteleros- parece determinado a hacer que los autocaravanistas le den la espalda a la localidad como destino turístico por tantas restricciones

Corría un caluroso mes de agosto del 2006 cuando el semanario El Duende titulaba en portada “Adiós a la mística de las furgonetas”, para en su página 3 desarrollar un artículo en el que se analizaba el devenir de lo que hasta entonces había sido sello de identidad de la localidad y de un tipo de turistas que llegó a finales de la década de los 70 y principios de los 80, donde su principal cometido era disfrutar del windsurf y por la noche ser demandantes de lo que entonces se creó y formó ya parte indivisible de la propia localidad, “la movida de Tarifa”. Sin embargo, aquellos primeros guiris, fueron solo la avanzadilla de un aluvión de turistas que puso en el mapa a la ciudad del viento más al sur de Europa, que hasta la fecha había visto al dios Eolo como un fastidio, por encima de cualquier posibilidad de aprovechamiento (después del wind llegaría el desarrollo eólico). Cientos, miles de personas comenzaron a peregrinar hasta la ‘meca del windsurf’, Tarifa revitalizando una economía hasta entonces dependiente de sectores primarios como la pesca, ganadería y agricultura, para disfrutar de un entorno salvaje, un lugar maravilloso donde la libertad era un signo de identidad. Y la mayoría lo hacían a bordo de furgonas, viejas autocaravanas y comenzaron a llenar los entonces pocos cámpines que existían en el lugar.
Tras tres décadas donde la presencia de furgonas y autocaravanas fue una señal de prosperidad, en los albores del siglo XXI se convirtió de golpe y porrazo en una “lacra”. Así al menos consideraban -por entonces- su presencia por lo ancho y largo de todo el término municipal y no dentro de los cámpines (que por otro lado, quedaban completos durante al menos todo el verano) la Asociación de Empresarios de Campings. Los propietarios de los cámpines apuntaban ya entonces que “la numerosa presencia de caravanas, furgonetas y autocaravanas en distintos puntos del municipio generaba: inseguridad, contaminación y pérdida de empleo”. Comenzaba entonces la guerra contra la acampada libre que las autoridades tachan de Ilegales y reclamaron una solución a la pérdida de beneficios que la acampada libre acarreaba.
Unas ordenanzas alegales que desaparecen de la web municipal
El gobierno municipal de aquella época presidido por Miguel Manella en coalición de sus socios de Izquierda Unida, aprobada el 24 de marzo de 2004 las ‘Ordenanzas Reguladoras sobre la Acampada Ilegal’, que justificada en la “preservación del medio ambiente” promulgaba un decálogo en el que prohibía la pernocta y los mecanismos necesarios para erradicar esa práctica a favor de y de los intereses económicos de los campings. Unas ordenanzas que hoy en día han desaparecido del portal web del Consistorio, presumiblemente por contar con evidentes alegalidades en su redacción como han apuntado fuentes directamente relacionadas con el Ayuntamiento.
Desde entonces, el Consistorio parece haberse plegado por completo a los dictados del empresariado hostelero, y a tener muy poco en cuenta demandas de otro tipo de turismo (el de autocaravanas) que está siendo demostrado como una fuente de prosperidad en aquellos territorios donde se favorece su implantación (mediante la creación de infraestructuras como áreas dignas, o aparcamientos reglamentados por sus cascos urbanos) y son bien recibidos en lugar de la percepción que se tiene por parte de los autocaravanistas y de la que dejan testimonio en los numerosos foros especializados. Mensajes como este: “Después de toda la publicidad de Ayuntamiento de Tarifa Oficial sobre el estilo de vida autocaravana caravana y camper y todo el turismo itinerante de lujo... Nos prohíben llegar a la playa con los vehículos más de 2 metros de altura. Lamentable por parte de #tarifa”. Se refiere concretamente a la colocación de ‘Gálibos de altura’ en las zonas como el aparcamiento de Los Carriles o del Punta Paloma en Valdevaqueros. Y es que en estos dos lugares, (conocidos por ser zonas de práctica de los deportes acuáticos) el Consistorio ha limitado el estacionamiento para vehículos más grandes que una furgoneta monovolumen o un turismo convencional.
El Consistorio asegura que se permitirá a todos estacionar el las zonas no la pernocta
Desde el Ayuntamiento a través del edil de Seguridad Ciudadana, Francisco José Medina, ‘Kiki’, se reconoce que “es una medida adoptada por la presión de los cámpines ante las acampadas ilegales en el entorno del Parque Natural, pero se niega que se impida a las furgonetas y deportistas llegar a estas zonas. De hecho, ‘Kiki’ ha asegurado a este diario que los gálibos instalados (2,20 metros de altura) se tratan de “gálibos de apertura y cierre. Y nuestra intención es la de disponer de un personal encargado de abrirlos al amanecer y cerrarlos al anochecer, para impedir la pernocta en el parque natural”. Lo cierto es que guste o no, la pernocta en el ámbito del parque natural por parte de furgonetas y autocaravanas es un hecho y desde la Junta en coordinación con la dirección del parque natural, se han coordinado numerosas acciones que han acarreado cientos de expedientes sancionadores abiertos contra los titulares de autocaravanas que se encontraban aparcadas en zonas donde expresamente se prohíbe el estacionamiento durante la noche. Sin embargo, desde numerosos usuarios de las autocaravanas, señalan que “su presencia en estos lugares acarrea menos impacto o el mismo que puedan tener los turismos aparcados en esos mismos lugares. Incluso mucho menos, porque al margen de actuaciones de incívicos, que tienen que ver más con la educación individual que con el propio colectivo, lo cierto es que las autocaravanas son vehículos autosuficientes, y generan menos residuos (en todos los sentidos) que cualquier usuario o mejor dicho los miles de usuarios que llegan a las playas en turismos”, asegura un autocaravanista.
El edil, también a asegurado que donde se han colocado los gálibos, “se garantiza el acceso a vehículos de emergencia” e insiste en que no hay guerra a los autocaravanistas. Pero si el edil niega guerra, no lo ven así el colectivo que ha criticado que desde el Consistorio en lugar de buscar una regulación a la presencia de este tipo de turismos (en alza), ha optado por prohibir y no solo limitar, sino impedir la presencia en el término municipal de este colectivo que olvidan generan (es un hecho constatado) enormes beneficios a los territorios donde se impulsa su presencia”.
En nada quedó la intención del Ayuntamiento de crear zonas de pernocta
En el 2004, la zona donde hoy son escenarios de acciones policiales contra la acampada libre, es decir, Los Carriles, Los Porros y Bolonia, se planteaba como ubicaciones más que probable para la creación de “áreas de descanso o pernocta” para solucionar de manera efectiva la campada ilegal. Sin embargo las modificaciones de las leyes medioambientales y los planes de recursos de los espacios naturales, terminaron de acabar con una posibilidad que por otro lado nunca gustó a los propietarios de los cámpines.
Y es que a pesar de que el Consistorio planteó que esas futuras (y nunca concretadas) áreas de pernoctas podrían estar regentadas, a través de algún tipo de convenio por la asociación de Propietarios de Cámpines. Sin embargo el asunto no cuajó y lo único que el Ayuntamiento realizó fue “medio acondicionar lo que en su día fue recinto ferial (zona destinada a equipamiento educativo) como área para autocaravanas y caravanas, con servicio de pernocta (8 euros) vaciado de aguas negras, aguas grises y cargado de agua potable (si no se hace pernocta, los servicios de vaciado y llenado son cobrados también a 8 euros). Un solar de zahorra que supone un fastidio para pernoctar con levante (algo más que probable) y sin sobra, ni servicios de mesas o baños limpios. Un lugar que cualquier caravanista critica por no contar con servicios dignos y ser una excusa para cobrar por estacionar en el núcleo urbano (un derecho que nos asiste el Reglamento General de Circulación de la DGT).
Sin embargo, desde finales de verano el área municipal está inoperativa, con lo que prácticamente el Consistorio obliga a los autocaravanistas a estacionar o pernoctar (que no es lo mismo que acampar) en un camping. El concejal ‘Kiki’ ha adelantado que el área municipal está cerrada en la actualidad porque “está siendo sometida a mejoras”. Estás mejoras apunta a que se tratan de el adecentamiento del acceso, mejora de sus servicios y de las luminarias. ‘Kiki’ ha adelantado que el área podría estar abierta a principios del mes de junio.
Así, 15 años después que ‘El Duende’ predijera el inicio de la guerra a las furgonetas y las autocaravanas, nos encontramos en la encrucijada de adoptar las medidas necesarias para evitar que un turismo responsable y rentable tenga en Tarifa un destino factible, y/o darle la espalda presionados por el ansia de exclusividad en el aprovechamiento de algunos. Mientras se vislumbra la posibilidad más que necesaria de regular en todo el término (no prohibir, sino regular) la presencia, estacionamiento, pernocta y acampada de esta forma tan digna como el hecho de acudir a un hóstel, hostal, hotel o cualquier camping, a la hora de viajar. Y es algo que Tarifa tiene que hacer sin perder un minuto más por su propio interés medioambiental, comercial, laboral y turístico.