El don de la ubicuidad se consigue en el camino de la Isla

En el camino de la Isla existe un lugar muy concreto, donde por loor de la localización geográfica, se puede estar al mismo tiempo en la misma posición respecto al Océano Atlántico y al Mar Mediterráneo.

El don de la ubicuidad es un don muy restringido, sólo atribuido a deidades y entes espirituales. Sin embargo, en Tarifa, en el rincón más al sur de Europa, ese don es fácilmente alcanzable.

En el camino de la Isla existe un lugar muy concreto, donde por loor de la localización geográfica, se puede estar al mismo tiempo en la misma posición respecto al Océano Atlántico y al Mar Mediterráneo. Se trata del camino de la Isla, donde a mitad de su recorrido se levantan dos carteles en forma circular en los que puede leerse los indicativos de “Mar Mediterráneo” y “Océano Atlántico”.


Con gran acierto, al inicio del mandato del año 2019, los entonces gobernantes municipales, con Paco Ruiz en la Alcaldía y Lucía Trujillo como edil de Turismo, tuvieron la feliz idea de señalar el lugar, que para muchos paseantes pasaba desapercibido en cuanto a su importancia geográfica como punto de confluencia del Atlántico y el Mediterráneo y, reforzar así el atractivo turístico del camino hacia la Isla de Tarifa.

 

Con fondos propios del Consistorio se creó una señalización que elaboradas en material resistente a las inclemencias del lugar, se colocaron a uno y otro lado del camino reproduciendo los nombres de “Océano Atlántico Tarifa” y “Mar Mediterráneo Tarifa” primando además la transparencia de cada estructura de hierro para que se apreciaran las características del entorno.

 

Al poco tiempo, la belleza del lugar y el carácter turístico del municipio subrayó el acierto, y es que el enclave no puede ser mejor, si alguien mira a un lado, se le abre una lengua de arena y más perfilada por los montes de Tarifa, donde resalta la duna de Valdevaqueros y se dibuja a lo lejos el faro de Camarinal. Si mira al frente (dependiendo de dónde se sitúe) vera la entrada a la Isla o el Castillo de Santa Catalina y el de Guzmán como atalayas de la ciudad que se les abre. Y si miran hacia el otro lado, dibujaran un continente africano cercanamente alejado, una playa urbana que es un mentidero tarifeño y la figura del Sagrado Corazón de Jesús que es entrada abierta al puerto.


Ante tal panorama, raro es el visitante que en el istmo de la isla, no perpetúe su recuerdo de su paseo por Tarifa en forma de fotografía entre ambos carteles. De hecho, el lugar, es “el más fotografiado en redes sociales” de todo el municipio. Las redes se llenan del postureo de influencers, más o menos avenidos que inmortalizan su paso por el paso más meridional de Europa. Y el ciudadano corriente, también quiere dejar constancia de su visita, haga viento, haga sol, con lluvia, con frío o con calor. Todos quieren levantar acta notarial mediante un clic que estuvieron en Tarifa entre el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico sin meter un pie en el agua.