Por Juan A. Patrón Sandoval
En 2011 se cumplieron 200 años desde que las Cortes de Cádiz decretaran la construcción en la isla de Tarifa de un fanal giratorio para ayuda de la navegación. Tras su encendido provisional en 1813, el faro de Tarifa se convirtió en el primero en iluminar las aguas del estrecho de Gibraltar y el más meridional de la Europa continental.
El fanal se construyó sobre lo que en origen era una primitiva torre almenara erigida a finales del siglo XVI en la isla de las Palomas. Durante más de dos siglos esa primitiva torre troncocónica de sillares había servido para dar continuidad a las señales luminosas nocturnas y humaredas diurnas a lo largo de todo el litoral, pero no fue hasta finales del siglo XVIII cuando surgió, a propuesta del gobernador de Tarifa Pedro Lobo, el primer proyecto conocido para establecer en ella un fanal o linterna que sirviera de guía al tráfico marítimo y que sería aprobado por el rey Carlos IV. Las obras llegaron a comenzarse, pero tuvieron que suspenderse hasta que retomó aquel proyecto el intendente y ex cónsul de España en Marruecos, Antonio González Salmón, bajo cuya dirección se aumentaron los dos cuerpos al primero de la torre, continuando las obras que la Comandancia de Ingenieros había iniciado años antes, y se recreció la escalera de caracol empotrada en el muro, reforzándola para que el fanal de bronce definitivo y las lámparas de aceite del aparato de reverberos se viesen a suficiente distancia. Muy pronto, la torre ya alcanzaría la altura necesaria para que se pudiese colocar sobre ella una luz fija blanca provisional que se encendió por primera vez el 15 de marzo de 1813, no colocándose el aparato definitivo hasta el año 1822.
A partir de entonces el faro de Tarifa ha iluminado las aguas del Estrecho de Gibraltar, no siendo hasta el año 1866 cuando se terminó de construir el actual edificio de viviendas para los dependientes del servicio del faro que había proyectado el ingeniero de Caminos Jaime Font tres años antes y que se conectaría con la torre por una galería que discurre por debajo del terraplén de la fortificación militar. Aquel proyecto de casa para almacenes y habitación para los torreros del faro de Tarifa proporcionaría los espacios precisos para las viviendas del ingeniero y de los tres torreros que correspondían de dotación al faro, además de los almacenes, taller y depósito de aceite, alrededor de un espacioso patio con galería porticada y su propio aljibe excavado en la roca para el abastecimiento de agua. No obstante, lo anterior, el mismo edificio tuvo que ser ampliado en 1929 para acoger una sala de máquinas y un depósito para la Sirena, y de nuevo dos años más tarde para habilitar un nuevo almacén y habitación de los torreros.
Con esta configuración ha llegado hasta nosotros y se mantuvo hasta la década de 1980, cuando el faro de Tarifa fue declarado Bien de Interés Cultura y se automatizó por primera vez con un sistema PLC, pese a lo cual todavía permanecieron trabajando y viviendo en él los tres fareros de su dotación, hasta que la Ley de Puertos de 1992 dispuso la extinción del Cuerpo de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas. Los fareros de Tarifa siguieron activos hasta el 31 de diciembre de aquel año, quedando el faro asignado el 1 de enero siguiente a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras y ellos a espera de un destino. En 1996 el faro fue automatizado completamente y desde 1997 funciona con un sistema de supervisión remota de señales marítimas. Por aquel entonces todavía vivían en el faro alguno de los fareros, el último de los cuáles no desalojó su vivienda hasta el año 2005.
Desde aquel momento la mayor parte del edificio no ha tenido otro uso, hasta que la nueva Ley de Puertos de 2011 habilitó la posibilidad de admitir en el dominio público portuario espacios destinados a usos vinculados a la interacción puerto-ciudad, tales como equipamientos culturales y otras actividades no estrictamente portuarias. Sobre esta base, en octubre de 2019 el Consejo de Administración de la APBA otorgó la concesión al Ayuntamiento de Tarifa de una parte del antiguo edificio de viviendas, la que ya no era necesaria para el servicio de Señalización Marítima, para establecer en ella un Punto de Atención al Visitante y Centro de Interpretación de la Isla y del propio Faro.
Previamente, la Autoridad Portuaria realizaría las obras para la rehabilitación y acondicionamiento del antiguo edificio de viviendas, obras que habían sido autorizadas en abril por la Delegación Territorial de la Consejería de Cultura, por encontrarse en el entorno de un BIC como es la torre del faro, y que dieron comienzo en julio de 2020.
En diciembre del 2022 el nuevo espacio en la Isla de Tarifa quedaba inaugurado y comenzaba a registrar visitantes en marzo del 2023. Desde entonces y hasta la fecha este espacio singular bien marcando el camino de su aprovechamiento cultural y articulando su discurso expositivo en cuatro salas y a través de cinco bloques temáticos: El Estrecho, Los fondos de la Isla, La historia desde la Isla, La Isla como baluarte defensivo y El faro: vigía del Estrecho. Un espacio registró el pasado año un total de 10.587 visitantes, lo que da cuenta del interés que despierta el Faro de Tarifa.