En las últimas semanas, “Tarifa al Día” ha dado a conocer varias noticias relacionadas con el gobierno local y el sector del turismo. Algo normal, ya que el turismo está consolidándose en Tarifa como un sector en claro crecimiento.
Bajo el titular “El Consistorio y Baelo Claudia pretenden valorizar el atún salvaje del Estrecho en el mercado chino” se daba conocer a la opinión pública que el Ayuntamiento de Tarifa, la Dirección arqueológica de Baelo Claudia junto a una consultoría en turismo y un establecimiento hostelero habían mantenido un encuentro con inversores chinos para ofrecerles un producto turístico gastronómico y cultural.
Es obvio que esta iniciativa ha debido surgir después de FITUR, pues de haberse diseñado y planificado, hubiese sido un elemento más a llevar a dicha feria. Y es que a veces no todo puede estar planificado, ya que hay situaciones que aparecen sin estar previstas. En esa situación, no cabe duda que el gobernante debe analizarlas e impulsarlas si se considera son de interés general. Si bien lo deseable es tener unas líneas maestras sobre el modelo de turismo que se quiere para el municipio, como ya comentamos en el artículo “El turismo un gran invento”.
Quizás, para diseñar el modelo turístico el gobierno local quiere impulsar una “mesa de turismo”. Según otra noticia, dicha mesa, “pretende ser un órgano con representación pública y privada en el que se discutan y tomen acuerdos para fomentar la actividad económica y la calidad del sector turístico, pero dejan fuera de la potestad de decidir a grupos políticos, asociaciones y sindicatos”.
La verdad es que resulta al menos llamativo este planteamiento restrictivo de la participación, pues municipios con un desarrollo turístico consolidado, como es el caso de Conil, cuentan desde hace décadas con unos entes (llamasen patronato u otra denominación) para este fin. Son municipios que han crecido económica y poblacionalmente y donde la participación ha estado facilitada a los distintos sectores sociales (empresarios, sindicatos, colectivos sociales y culturales y grupos municipales).
Quizás, este modelo participativo abierto sea más complejo; pero, sin duda, los acuerdos que se toman son más sólidos que si sólo se hace tomando en consideración a una parte de los actores sociales con una visión o perspectiva donde privan las ganancias económicas, a veces a cualquier coste.
Tal y como se comentó en esta columna de opinión hace ya unos meses, no estaría de más que a la hora de planificar la actividad turística desde un municipio como Tarifa se deba contar con los actores principales y, por qué no, con el conjunto de la sociedad tarifeña, que, en definitiva, es la que lo sobrelleva. Por supuesto que el ayuntamiento debe impulsar el turismo, pero al mismo tiempo intervenir para corregir algunos de los desajustes que puede provocar. Y para ello, nada mejor que tener en cuenta la opinión de unos y de otros.
Siendo como es el turismo (una actividad con múltiples variables), resulta un poco ilógico invitar a unos pocos a la mesa y dejar fuera de ella a la mayoría. Salvo que se quiera parecer que este gobierno prima determinados intereses por encima del interés común.