Los últimos días, este medio de comunicación ha dado a conocer la campaña de recogidas de firmas que el PSOE está realizando contra el “Tarifazo de la basura”. Parece que a este grupo político no le ha costado mucho ponerse en modo “oposición” y elevar reclamaciones sobre determinados asuntos. Ya lo hicieron en materia educativa, presentando una proposición no de ley en el parlamento andaluz (que, por cierto, no se sabe en que quedó), y ahora en plena calle conectando con la ciudadanía.
Posiblemente, la política municipal requiera de este tipo de acciones para que la gente de a pie vea que en el ayuntamiento se deciden asuntos que repercuten en sus vidas. Pero, quizás, lo más importante de estas acciones es que los grupos que las realizan, en cierta forma, manifiestan públicamente un compromiso, un modo de hacer política para el pueblo y con el pueblo. Un grupo que ha gobernado y que aspira a volver a gobernar el ayuntamiento de Tarifa, cuando sale a manifestarse abiertamente contra una subida indiscriminada de la tasa de un servicio público, realiza en cierta forma una declaración de intenciones de qué y cómo lo haría de estar en el gobierno.
Está muy bien llevar propuestas y mociones a los plenos que ponen sobre la mesa asuntos locales o generales; pero muchas veces, por muy buenas intenciones que tengan, no salen de las paredes del salón donde se reúne la corporación. Además de ello, los grupos políticos municipales que no gobiernan tienen otras funciones que podrían denominarse de “coche escoba”. Y es que cuando en el ejercicio del gobierno el grupo o grupos políticos que detentan el poder (como es el caso) no son capaces de dar respuestas a las justas demandas de la ciudadanía o parte de la ciudadanía, es normal que ésta acuda a los grupos de la oposición para que, desde el plano institucional y social, ayuden a buscar una solución. Es en este momento cuando el cargo público que está en la oposición (y no esta liberado) llena su tiempo libre con este compromiso de ayuda, y se carga de energías y ganas para afrontar estas tareas, y ello es, si cabe, un ejercicio más de muestra de que va a la política para servir y no a servirse de ella.
La oposición en un ayuntamiento como el que nos ocupa es una parte esencial del tablero político y su trabajo es complejo, pero a la vez esencial, para que actuando como lo hacen los “catalizadores químicos” aumenten la velocidad con la que se le da solución a un problema. Pero ojo: no cualquier problema, sino un problema ya sea colectivo o de un solo individuo que se considera tiene la razón de su parte. Trabajar ayudando a buscar una justa solución a los problemas de las personas genera popularidad. Por el contrario, apuntarse a cualquier petición (tenga o no razón) puede provocar caer en un populismo, o lo que es lo mimo en el juego de decir a la gente lo que quiere escuchar.