Desde la Atalaya: Discrecionalidad

La semana termina como empezó: la inestabilidad atmosférica ha marcado la afluencia de visitantes a nuestro municipio. Muchas cancelaciones de hospedaje se han realizado en los últimos días y horas y lo que se prometía una Semana Santa cuasi veraniega se ha convertido en una semana santa invernal. Con esta situación, además de impedir las procesiones de las hermandades y cofradías, se ha vuelto a demostrar la debilidad económica de un municipio que parece haber apostado todo a un solo sector: el turismo como la gallina de los huevos de oro. El escenario no puede ser más desolador: los hoteles con reservas canceladas, muchos bares sin poder abrir porque su negocio está en las terrazas de la vía pública y no en un lugar que proteja a los clientes de la adversidades atmosféricas, la infinidad de tiendas dedicadas al comercio para quien nos visita viendo pasar las horas sin hacer caja, y así un largo etcétera que vendría a demostrar que en Tarifa se ha optado por desarrollar un modelo prácticamente de monocultivo económico que se pone en jaque a la primera de cambio.

Y en este contexto conocemos la noticia de cómo el Partido Socialista vuelve a criticar la orientación empresarial pura y dura del gobierno local, que aprobó en el último pleno municipal la construcción de un nuevo camping en la zona de la Vega.

Desde la oposición, se considera que esta decisión no tiene sentido ya que esa zona debería ser destinada al desarrollo industrial; y, en segundo lugar, achacan a que se le da “una posición de prevalencia a este camping”, o lo que es lo mismo: una prioridad de cercanía al casco urbano frente a otros campings ya existentes. Por su parte, el concejal de Nuevos Aires (NAT) no ha dudado en acusar de posible prevaricación al ex alcalde Francisco Ruiz ya que este camping contaba con un expediente desde hace años y no fue aprobado por decisión política, ya que contaba con un informe en contra de la administración autonómica. Lo que no se entiende es que si lo considera, ¿por qué no se denuncia y solo se critica?

Mas allá de este nuevo rifirrafe de NAT con el PSOE (y especialmente contra su líder), lo que parece claro es que este asunto vuelve a dejar claro que en la toma de decisiones políticas hay un carácter discrecional de quien ostenta el poder que puede impulsar o paralizar determinadas actuaciones sin que estas revistan un consenso político social, ni estén enmarcadas en un plan para el desarrollo del municipio. Es decir, actuaciones que pasan a tener un protagonismo importante en la vida política administrativa del Ayuntamiento por voluntad del político de turno.

Y es que Tarifa adolece, desde hace muchos años, de una revisión del PGOU que evite que el político de turno pueda plantear modificaciones puntuales del desarrollo urbanístico en función de unos criterios que pueden ser de todo menos planificados. Es decir, una coyuntura que permite que en determinados momentos se pueda actuar más por el interés inmediato de una propuesta que por el interés general para el pueblo.

Se requiere de un consenso político y social donde el modelo de Tarifa que se quiere para dentro de 20 o 30 años se deje plasmado en un documento y se trabaje en esa dirección, porque si no se hace puede que cuando pase este tiempo podamos comprobar cómo Tarifa ha ido creciendo sin ton ni son y más al arbitrio de aquellos que desean ganar a toda costa (aunque se mate a la gallina de los huevos de oro), que en un modelo de desarrollo de ciudad que garantice en un futuro su sostenibilidad medioambiental, económica y social.