Desde la atalaya: Cuando defender se confunde con atacar

Esta última semana Tarifa al Día, entre otras noticias, ha dado a conocer unas declaraciones del Partido Socialista tarifeño que señalaba que las inversiones educativas que el gobierno de Moreno Bonilla tiene previstas para el municipio se traducen en cero euros. En la misma noticia se recordaba la existencia de varios asuntos importantes de infraestructuras para la población escolar tarifeña, que sigue a la espera de que el gobierno conservador del PP en la Junta de Andalucía dé respuesta como sí da a la educación privada concertada. Tampoco parece ser que haya voluntad política parte del gobierno del “bueno” de Moreno Bonilla por mejorar la atención educativa en relación a la orientación escolar para los niños y niñas de Tarifa. Desde el Partido Socialista, se acusaba a NAT y PP de silencio cómplice. Entendidos en la materia señalan que la orientación escolar en los más pequeños es fundamental para una detección temprana de dificultades de aprendizaje o de desventajas socioeducativas, y lo que ello conlleva de implementar los programas y recursos humanos necesarios a fin de que ese niño y niña pueda tener la misma igualdad de oportunidades que los demás.

Todo ello parece haber quedado olvidado por el gobierno de Moreno Bonilla, como también tiene olvidada la atención sanitaria en Tarifa y en el hospital de Algeciras, o la mejora de las carreteras que son de su competencia como la A-2227 (que desde la Nacional N-340 pasa por la Zarzuela y comunica con Zahara de los Atunes y Atlanterra). Esta carretera, a partir de esta primavera, empezará a llenarse de vehículos que vienen de turismo y, sin duda, los socavones y mal estado son un verdadero peligro.

Posiblemente, estas circunstancias de abandono por parte de la administración autonómica se estén dando en otros muchos lugares de la geografía andaluza y, por ello, la respuesta a esta forma de gobernar que desprecia a lo público y favorece lo privado ha desencadenado que colectivos sociales y grupos políticos se hayan empezado a coordinar en una plataforma para propiciar una “mayoría social”. Lamentablemente, algunos medios de comunicación han presentado está iniciativa como algo contra Moreno Bonilla y una herramienta para el desgaste político del PP en Andalucía, y no como una defensa de servicios públicos y políticas de equidad que generen una sociedad más justa y habitable.

Y es que con los medios de comunicación pasa como con casi todo en la vida. Así, hay quienes mantienen una dignidad profesional (independientemente de su línea editorial) y quienes se venden al mejor postor.  Estos últimos son capaces de publicar noticias falsas o no contrastadas sobre alguien que no les cae muy bien y, al mismo tiempo, omitir información real y verídica sobre algún escándalo que salpica a algunos de sus mentores.

No menos significativa es la inmoralidad y doble vara de medir de algunos de estos comerciantes de la mentira cuando desde fuera se les hace una crítica. Por ejemplo, a Pablo Iglesias lo acribillaron en un aquelarre corporativista cuando se defendió y criticó a determinados periodistas que vertían bulos sobre él. Sin embargo, no se ha producido la misma respuesta de los estos periodistas cuando el ínclito M.A.R (asesor de Ayuso y antes de Aznar), ha amenazado a una periodista tras la publicación de una serie de noticias en la que la imagen de la presidenta de la comunidad de Madrid vuelve a verse salpicada por escándalos de corrupción. En esta coyuntura no hay que descartar que alguna Dirección de uno de estos medios pueda prescindir de los servicios de uno de sus trabajadores si este llega a incomodar a algún poderoso. Así es desde las altas esferas del poder hasta lo que sucede en el más pequeño pueblo de España. En Tarifa, el director de este medio sabe bien de qué se habla ya que sufrió la presión desde el PP para que lo dejaran sin trabajo en un diario comarcal.

En estas fechas me pregunto: ¿Cómo hubieran cubierto la noticia de Jesús algunos de estos diarios? Posiblemente, algunos lo hubiesen considerado, como un iluminado, desestabilizador del orden dominante (por defender el compartir, ayudar a los marginados, etc), y, sobre todo, porque atentaba contra el poder de sus patrocinadores (mercaderes del templo).