El 6 de febrero de 2014, 14 personas murieron tras el uso de material antidisturbios en la playa de El Tarajal en Ceuta cuando desde la costa eran tiroteados con pelots de gomas por agentes de la Guardia Civil. Solidarité et Sensibilisation des Familles des Migrants, Ca-minando Fronteras, Coordinadora de Barrios y APDHE señalan la falta de compromiso para con las víctimas y sus familias
Imagen de la concentración ayer en la playa donde ocurrió el suceso hace 10 años(CEAR
A lo largo de estos diez años el Estado español se ha negado a identificar los cuerpos de cuatro de las cinco víctimas enterradas en España. Los familiares no han tenido posibilidad real y efectiva de ser parte en el procedimiento. Los consulados han denegado la toma de muestras de ADN y rechazó en varias ocasiones la petición de visados para que las familias pudiesen visitar el lugar de la muerte de sus hijos y sus sepulturas.
En la actualidad, el Tribunal Constitucional está estudiando el recurso de amparo
interpuesto por las acusaciones populares, pero está pendiente la admisión a trámite del recurso de amparo interpuesto por las familias. Valoramos de forma positiva que el Ministerio Fiscal se haya se sumado al recurso interpuesto por las acusaciones populares, reconociendo que el procedimiento judicial no ha cumplido los cánones de la protección del derecho a la vida reconocido en nuestra Constitución.
Tenemos que lamentar que en estos diez años los distintos gobiernos han seguido
causando dolor a las familias y negando los derechos de las muertas. Tarajal es el
ejemplo de cómo las políticas de control de fronteras vulneran de forma sistemática el derecho a la vida de las personas migrantes. El 6 de febrero de 2014 también supuso el comienzo de una gran movilización de las familias de las víctimas cuya lucha se ha convertido durante esta década en un referente en África, y a la que cada año se unen miles de familiares pidiendo procesos de verdad, reparación, justicia y no repetición.
Testimonios de familiares de las víctimas del Tarajal:
“Desde la desaparición de mi hijo Bilong Martine toda mi familia y yo estamos
destrozados, porque mi hijo debería ser el jefe de la familia y mira lo que ha pasado. Su desaparición ha hecho mucho daño a su madre, que cayó tan enferma que acabó muriendo. Su abuela también murió y yo, su padre, estoy enfermo desde aquel día. Por eso, pido al tribunal español de hacer justicia y reparar el daño causado a nuestra familia”, padre de Yves Martine Bilong.
“Soy el hermano mayor de Larios Fotio, una de las víctimas del 6 de febrero de 2014 en la playa de Ceuta en España. Este 6 de febrero es el décimo aniversario de la partida brusca de nuestros hermanos, hijos y amigos que han sido víctimas de las políticas de represión en las fronteras de Europa. Diez años que sufrimos en el alma sin haber encontrado un ápice de justicia, ni siquiera la verdad sobre lo que pasó ese día del 6 de febrero de 2014 en la playa de Tarajal. A pesar del dolor profundo de su pérdida y de la injusticia, intentamos día a día de superar esta pérdida y continuamos luchando. Seguimos teniendo esperanza y llevando a cabo nuestra lucha, que no es otra que obtener reparación y justicia”, hermano de Larios.
“Soy el hermano mayor de Daouda, una de las víctimas de Tarajal. En la conmemoración de estos diez años y a pesar del dolor que siento, quiero compartiros algunos sentimientos, compartiros la amargura que reina hasta hoy en nuestros corazones, en el corazón de toda la familia. Hablo con mucho dolor y de pena, son 10 años sin nuestros hermanos, han sido diez años difíciles. La forma en la que murieron, cómo el gobierno disparó contra ellos, hace que el dolor sea aún más fuerte. En nombre de nuestra familia de Daouda, quiero que sepáis lo doloroso que es vivir sin él, cada año conmemoramos esta fecha todas las familias de las víctimas unidas. Cada año nos reunimos, damos testimonio, compartimos nuestro dolor. Sabemos que todas nuestras familias han sufrido un trauma con la pérdida de cada una de las víctimas. Hasta el día de hoy no hemos obtenido ni verdad, nuestras demandas no han sido escuchadas, pero en diez años no dejamos de pensar en ellos y pedimos que se haga justicia. Es doloroso, pero no vamos a bajar los brazos hasta que se haga justicia”, hermano de Daouda.
Diez años después las asociaciones seguimos exigiendo que se reconozca la verdad de lo que ocurrió, que se haga justicia con las víctimas, que sean reparadas y reconocidas en sus derechos, y, como garantía de no repetición, la protección de la vida en las fronteras.