La alumna trabaja desde hace más de un año en el proyecto y el activista e investigador, Antonio Vegara critica la innacción de Gobierno y Junta para facilitar la comercialización de productos derivados del aprovechamiento del alga invasora
En este diario venimos informando e incluso denunciando que las administraciones con competencias en dar solución al grave problema de la invasión del alga asiática de nuestras costas y fondos marinos parecen no mostrar la preocupación que es debida al asunto y no sólo tarda en dar con una solución, sino que incluso pone trabas a posibles acciones encaminadas, si no en dar solución, paliar en gran medida esta crisis medioambiental que daña no sólo a la propia naturaleza, sino a muchas economías familiares que viven de los recursos marinos o del turismo.
Uno de los activistas e investigadores en la búsqueda de soluciones, Antonio Vegará va más allá y a la inacción de las administraciones las llamas “miopía política del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y la mirada a otro lado de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul” incapaces de dar respuesta a una necesaria y regulada “la comercialización del alga invasora”.
De hecho Vegara Jiménez plantea el siguiente triste interrogante desde la Sección de Educación Permanente Tarifa en sus experimentos con alga invasora asiática Rugulopteryx okamurae: “¿Para qué gastar el dinero que no se tiene en productos prohibidos por la administración ambiental?
Sin embargo, la frustración de Vegara y otros activistas son contestadas con iniciativas y el empeño como el de Alba Verdejo Pelayo, alumna del Plan Educativo para Fomento de la Cultura Emprendedora, quien desde hace más de un año viene trabajando en un proyecto y ensayo para a partir de polvo de alga invasora, desarrollar una mascarilla facial. Un producto muchas veces intentado por otras simulaciones empresariales del Plan Educativo para Fomento de la Cultura Emprendedora.
El proyecto desarrollado ahora por Alba Verdejo ha dado como resultado “una mascarilla facial con suave acción purificadora que contiene alga invasora en polvo con el aporte de activos del agua de mar y el hidrolato de lentisco. Ingredientes locales para, no sólo conseguir un producto eficiente, sino también sostenible”.
El producto ha sido denominado Junia” y su simulación empresarial, ALGARIA. Su creadora justifica ese nombre en honor a la aristócrata romana Junia Rufina de Baelo Claudia, poderosa e influyente reconocible en el monumento funerario en su honor que se encuentra en los restos arqueológicos de la ciudad romana.
Para Antonio Vegara la “burrocratización y dejadez administrativa” no sólo juega en detrimento de una necesaria solución al problema socio-medioambiental” sino en contra de iniciativas como la ahora desarrollada por Alba Verdejo.