Desde la atalaya: La mujer del César

«Los gobernantes que manejan dinero público no solamente deben tener en cuenta que las cosas hay que hacerlas bien, sino que, además, deben explicar que se han hecho bien».

El capotazo del alcalde a cualquier aclaración de a dónde ha ido el dinero de la corrida… ni Currro Romero/S.T.

 

Hay un dicho que se refiere a que no sólo hay que ser una cosa, sino también parecer que se es. Las personas que se dedican a la vida pública tienen la obligación no sólo de hacer las cosas en condiciones, sino, además, de explicar a la gente cuáles han sido los motivos de su actuación y que esto han sido acordes a las normas legales establecidas.

Me viene esta reflexión tras lo ocurrido en el último pleno municipal, cuando la portavoz socialista en funciones solicitó al alcalde una explicación sobre los gastos que habían supuesto la corrida de toros en Tarifa. No en balde, esta corrida es piedra angular y estrella del programa de la derecha tradicional en su acción de gobierno.

La respuesta no pudo ser más confusa. La forma de actuar por el Gobierno del PP en materia de recaudación en concepto de venta de entradas y gastos de la propia corrida no está clara. Así, incapaces de contestar o no queriendo contestar cuánto dinero se recaudó en dicho espectáculo con la venta de entradas, el alcalde se enrocó en un circunloquio que no tenía mayor finalidad que la de aparentar que se había contestado sin haber contestado.

Obviamente, la concejala del PSOE que hacía la pregunta tuvo la posibilidad de acorralar a la primera autoridad municipal en un sin sentido que cualquier persona podría intuir que escondía algo más que la falta de datos. Porque, en este caso, no es sólo que parecía que todo no se había hecho de forma correcta, sino que, además, se podía intuir todo lo contrario. Y es que un alcalde que no sabe contestar a una pregunta en el pleno sobre cuánto se ha recaudado y cuánto se ha gastado en la corrida de toros o es un alcalde que desconoce aspectos importantes de la gestión pública (sobre todo donde se gasta el dinero de todos los ciudadanos y ciudadanas) o es un alcalde que esconde a la opinión pública los gastos que se han realizado.

En ambos casos, las dudas están servidas y cabe esperar que de una u otra forma estas cuentas sean esclarecidas, aunque para ello los grupos de la oposición tengan que volver a insistir en el tema o pedir amparo a otras administraciones si se negaran a facilitar la documentación. Y esto debería ser así, sobre todo porque los gobernantes que manejan dinero público no solamente deben tener en cuenta que las cosas hay que hacerlas bien, sino que, además, deben explicar que se han hecho bien.